La pívot norteamericana llegó al equipo a punto de iniciarse la temporada 2022-2023 después de que Jazz Bond pidiera salir del mismo por motivos personales. Las últimas cinco temporadas jugó en la California State University Bakersfield, donde promedió más de 10 puntos y 6 rebotes durante la pasada campaña. Pívot de 186 centímetros de estatura, destaca, más que por su altura, por una presencia física imponente y enérgica en la pintura. De tradición familiar vinculada al deporte, su padre, Isaac, jugó en la NBA en dos etapas diferentes entre 1991 y 2002, llegando a jugar hasta en siete equipos de la liga profesional norteamericana e incluso en Turquía y China.
Sobre sus características de juego, su entrenador, Pepe Vázquez, explica que “es una jugadora distinta” a Bond. “Capaz de jugar al poste bajo, más física, capaz de jugar de espaldas y rebotear”, resume el compostelano, que asegura que “somos conscientes de que perdemos algunas cosas. Ganamos otras”, aclara el adiestrador gallego, que considera que “puede ser positivo que nos dé un perfil diferente”. Por su parte, la interior estadounidense asegura que “cada día trato de mejorar como jugadora” y se describe como “una jugadora muy trabajadora y dominante”.